La bronquiolitis es la infección de las vías respiratorias inferiores más frecuente en lactantes, siendo el principal motivo de hospitalización en menores de dos años.

 

¿Qué es la bronquiolitis y a quién afecta?

 

La definición de bronquiolitis se estableció en 1993, como: ‘el primer episodio agudo de sibilancias, en el contexto de un cuadro respiratorio de origen viral, que afecta a lactantes menores de 24 meses’.

A día de hoy, sabemos que la bronquiolitis es una infección respiratoria viral que conlleva inflamación y congestión de los bronquiolos y que, aunque puede afectar a personas de cualquier edad, su impacto es mayor y más peligroso en bebés menores de dos años, sobre todo en menores de tres meses.

Otros grupos espacialmente vulnerables son: bebés prematuros, bebés con enfermedades pulmonares crónicas, bebés recién nacidos con cardiopatías, niños con cardiopatías congénitas, niños con esquemas de vacunación incompletos, personas inmunodeprimidas, personas con enfermedad neuromuscular crónica, personas desnutridas, fumadores y fumadores pasivos.

En España, la bronquiolitis se propaga, principalmente, durante los meses de noviembre a abril, siendo el virus respiratorio sincitial (VRS) la principal causa de infección aguda grave, igual que pasa en los casos de bronquitis aguda. Pero, una bronquiolitis también puede originarse por: el virus de la gripe, parainfluenza, adenovirus o metapneumovirus.

El virus respiratorio sincitial (VRS) se transmite mediante secreciones infectadas, que pueden esparcirse hasta dos metros e ir a parar a nuestras manos o a objetos inanimados, donde el virus sobrevive entre 6 y 12 horas y entra en el cuerpo por medio de las mucosas oculares, nasales o bucales. Podemos destruir al virus respiratorio sincitial (VRS) con agua y jabón, o con gel hidroalcohólico.

 

Síntomas de una bronquiolitis

 

Generalmente, los primeros síntomas de la bronquiolitis se asemejan al resfriado común, con: congestión nasal, rinitis, tos y, en ocasiones, fiebre.

Pasadas 24/48 horas, la dificultad respiratoria alcanza su máximo nivel, siendo la apnea (dejar de respirar durante unos segundos) el síntoma más llamativo en bebés menores de un mes.

Hasta el cuarto día, la tos persistente irritará nuestras vías respiratorias, entorpeciendo la respiración y originando respiración ruidosa con sibilancias y problemas para comer.

Estos síntomas irán disminuyendo gradualmente a partir del séptimo día, despareciendo entre el doceavo y el vigésimo octavo día de la infección.

Aunque, por regla general, las reinfecciones son menos agresivas, es posible contraer bronquiolitis más de una vez. El virus respiratorio sincitial (VRS) es muy contagioso y se propaga con gran facilidad por guarderías y colegios; los bebés lactantes pueden contagiarse tanto en la guardería como en casa, al entrar en contacto con familiares infectados.

En el caso de los bebés, hay que acudir al pediatra ante cualquier indicio de dificultad respiratoria. Pero, estemos especialmente atentos, y acudamos a urgencias pediátricas, si el pequeño presenta los siguientes síntomas (sobre todo en los casos más vulnerables, anteriormente citados):

  • Casi no come.
  • Está pálido y sudoroso.
  • Le cuesta respirar: respira más deprisa, se le marcan las costillas, mueve mucho el abdomen o tiene apneas (deja de respirar durante unos segundos).
  • Tiene más sueño del habitual.
  • Se fatiga durante las tomas.
  • Presenta indicios de deshidratación infantil.
  • Su piel se vuelve morada, especialmente alrededor de los labios o en las yemas de los dedos.

 

¿Cómo tratar la bronquiolitis?

 

La bronquiolitis es una enfermedad autolimitada que desaparece espontáneamente, con el paso del tiempo. En personas sanas, es una enfermedad benigna que, generalmente, evoluciona favorablemente y solo requiere medidas de soporte en el propio hogar.

En los casos leves, las medidas de control que debemos adoptar en casa, son:

  • Aliviar las vías respiratorias superiores con lavados nasales de suero fisiológico y aspiración, principalmente antes de las comidas/tomas y antes de ir a dormir.
  • Antitérmicos, en caso de fiebre.
  • Corregir la falta de aire con mascarillas de oxígeno.
  • Controlar la temperatura regularmente.
  • Descansar en una postura semiincorporada y boca arriba.
  • Evitar molestar al enfermo o taparle demasiado.
  • Eludir ambientes irritantes y/o con humos.
  • Ingerir líquidos con frecuencia; la leche materna es el mejor protector contra infecciones respiratorias de las vías bajas.
  • Limitar las visitas, para evitar contagios, y dejar de ir a la guardería o al colegio, mientras dure la infección.
  • Mantener medidas de higiene exhaustivas, sobre todo lavarnos las manos regularmente.

La bronquiolitis en lactantes puede ser peligrosa y es importante que esté controlada por un pediatra pues, si se complica, puede suponer el ingreso hospitalario del doliente.